Hace más de dos décadas, los residentes de Puerto Casado, un pueblo ubicado en la boscosa zona del Chaco paraguayo, se despertaron con la noticia de que las tierras que habitan habían sido vendidas a una organización religiosa de origen surcoreano. Desde entonces reclaman acción al Estado paraguayo, que luego de dos décadas no ha logrado resolver el conflicto.
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